Se lee de la siguiente manera:
Este ha sido el proceso hasta llegar al cuento final:
Y aquí os dejo el texto del cuento, ya que no se ve nada en las imágenes:
LA HABITACIÓN DE LOS ENFADOS
Érase una vez una Princesa que
vivía en un castillo con sus padres.
A la Princesa le encantaba ver la
tele, dormir la siesta, dar de comer a sus peces e ir al parque a montar en los
columpios.
Pero el Rey y la Reina tenían muchas
cosas que hacer y no podían perder tanto tiempo con la niña, así que muchas
veces arruinaban los planes de la Princesa:
-
¡Vamos Princesa!... tengo que ir a hacer la
compra.
-
¡Pero si me lo estoy pasando muy bien, mamá!
-
¡Da igual!, ¡tienes que venir porque lo digo yo!
Y entonces la Princesa se
enfadaba mucho:
-
Siempre tengo que hacer lo que me ordenan… ¡qué
aburrimiento!
Un día, estaba tan harta de que
sus padres la hicieran enfadar que decidió construir una habitación especial: “la habitación de los enfados”.
La decoró de la forma más
especial que supo y quedó estupenda: todas las paredes de colores y con muchos
cajones, con lámparas de estrellas en el techo y muchos cojines en el suelo.
Decidió que, como no era feliz
cuando se enfadaba, cada vez que estuviera frustrada, entraría en esa
habitación para relajarse.
Un día, las amigas de la Princesa
la invitaron a una fiesta muy divertida. Estaban todas muy contentas jugando y
riendo… ¡se lo estaban pasando genial¡… pero entonces el Rey y la Reina fueron
a recoger a la Princesa:
-
Cariño –dijo el Rey- tenemos que volver al
palacio que ya es muy tarde y mañana tenemos que madrugar.
-
¡pero si no lo estoy pasando genial, papá!
-
¡Da igual!, ¡tienes que venir porque lo digo yo!
La Princesa se enfadó tanto que
se puso a gritar y cuando llegó al palacio, se encerró en la habitación que
había construido. Se tumbó sobre los cojines y se puso a pensar en lo que había
hecho. ¡Estaba tan enfadada que le dolía todo el cuerpo!
Entonces decidió que escribiría
en un papel el motivo de su enfado y que lo guardaría en un cajón para no verlo
nunca más. Y en cuanto lo guardó ¡dejó de dolerle el cuerpo!
-
¡Qué bien! –dijo la Princesa- ¡ya sé cómo hacer
que se me pase el enfado!... cada vez que me sienta frustrada, vendré a “la
habitación de los enfados”, escribiré en un trozo de papel el motivo de mi
disgusto y lo guardaré en un cajón. Así podré olvidarme de mi furia y sentirme
mejor.
Y así lo hizo la Princesa, y por
ese motivo sus enfados duraban tan poco, porque sabía cómo enfrentarse a ellos.
Y desde ese día, ella era mucho más feliz.
Perfecto.
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