La hormiga y su amiga
La amiga de la hormiga
no era otra hormiga,
era una niña mendiga.
la niña mendiga,
no tenía nada,
más que un corazón
que se lo pisaba.
La niña mendiga
se llama Marieta.
Soñaba ir al "cole",
tener bicicleta.
Se iba al parque pronto
con sus pies descalzos
y un viejo sombrero,
se sentaba cerca
del gran hormiguero.
Allí estaba su amiga.
y Marieta contenta
le daba una miga
de pan de su cesta.
La hormiga en una hoja de árbol
escribió: Te quiero.
Y con la miga de su amiga
se fue feliz a su hormiguero.
Historia de un perrito
Regalaron a los niños
un cachorro de seis días.
El perrito casi no andaba ni veía.
Le criaron con biberón
y puré de salchichas,
pero no le acariciaban,
le estrujaban. ¡Qué paliza!
El perro a los niños
les alegraba, les hacía niñerías.
Los niños al perro le hacían perrerías.
Creció el perro paso a paso,
y los niños ya no le hacían caso.
Cuando la familia se fue de vacaciones,
le abandonaron en la carretera
entre unos camiones.
Y dijo el perro ladrando en voz alta
(que quien lo escuche se asombre):
“Me dan ganas de dejar de ser el mejor amigo del hombre.”
Pasó días sin beber nada
y sin comer algo.
El perro cambió de raza,
parecía un galo.
Le recogió un viejo mendigo.
Le digo: ¡Voy a ser tu amigo,
Te cortaré el flequillo
Y serás mi lazarillo!”
El perro movió el rabo,
estiró el hocico,
movió la nariz
y por primera vez
con el pobre más pobre del mundo
el perro fue feliz.
Quinientos kilos de corazón
La ballena azúl
nació en el Mediterráneo...
Nadando, nadando
cruzó el ancho estrecho
y llegó una mañana
a la costa africana.
Se quedó en la costa africana
porque le dio la gana.
La robaron del mar,
que era su dueño
y la pescaron unos noruegos.
Sólo su corazón pesaba
media tonelada.
Porque la ballena azul
estaba enamorada.
La siguiente no he podido escanearla, así que os dejo esta foto tan cuqui del Google:
El sapo y la rana La rana cantaba al sapo:
- ¡Qué feo eres! si fueras guapo...- cantaba la rana sobre el charco.
La rana cantaba,
y cantaba tan mal
que empezó la lluvia
y el vendaval.
No llovía, jarreaba y
la rana casi se ahogaba.
- ¡Ayúdame sapo,
que me empapo!
¡Ayúdame sapo,
que me empapo!
- Aunque me has insultado,
te voy a salvar,
porque soy un buen sapo;
todo lo que tengo de feo
lo tengo en el alma de guapo.
Porque soy un buen sapo.
Muy chulo, te lo anoto como voluntario.
ResponderEliminarokeis!! graciaaas
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