domingo, 27 de mayo de 2012

BORRADOR 1, ACTIVIDAD DEL TEMA IV

en esta actividad teníamos que crear un libro, atendiendo a los gustos y necesidades de los niños dependiendo de su momento evolutivo. Mi cuento es en forma de acordeón y se llama La Habitación de los Enfados.















Se lee de la siguiente manera:




Este ha sido el proceso hasta llegar al cuento final:










Y aquí os dejo el texto del cuento, ya que no se ve nada en las imágenes:



LA HABITACIÓN DE LOS ENFADOS

Érase una vez una Princesa que vivía en un castillo con sus padres.

A la Princesa le encantaba ver la tele, dormir la siesta, dar de comer a sus peces e ir al parque a montar en los columpios.

Pero el Rey y la Reina tenían muchas cosas que hacer y no podían perder tanto tiempo con la niña, así que muchas veces arruinaban los planes de la Princesa:

-      ¡Vamos Princesa!... tengo que ir a hacer la compra.
-      ¡Pero si me lo estoy pasando muy bien, mamá!
-      ¡Da igual!, ¡tienes que venir porque lo digo yo!

Y entonces la Princesa se enfadaba mucho:

-      Siempre tengo que hacer lo que me ordenan… ¡qué aburrimiento!

Un día, estaba tan harta de que sus padres la hicieran enfadar que decidió construir una habitación especial: “la habitación de los enfados”.

La decoró de la forma más especial que supo y quedó estupenda: todas las paredes de colores y con muchos cajones, con lámparas de estrellas en el techo y muchos cojines en el suelo.

Decidió que, como no era feliz cuando se enfadaba, cada vez que estuviera frustrada, entraría en esa habitación para relajarse.

Un día, las amigas de la Princesa la invitaron a una fiesta muy divertida. Estaban todas muy contentas jugando y riendo… ¡se lo estaban pasando genial¡… pero entonces el Rey y la Reina fueron a recoger a la Princesa:

-      Cariño –dijo el Rey- tenemos que volver al palacio que ya es muy tarde y mañana tenemos que madrugar.
-      ¡pero si no lo estoy pasando genial, papá!
-      ¡Da igual!, ¡tienes que venir porque lo digo yo!

La Princesa se enfadó tanto que se puso a gritar y cuando llegó al palacio, se encerró en la habitación que había construido. Se tumbó sobre los cojines y se puso a pensar en lo que había hecho. ¡Estaba tan enfadada que le dolía todo el cuerpo!

Entonces decidió que escribiría en un papel el motivo de su enfado y que lo guardaría en un cajón para no verlo nunca más. Y en cuanto lo guardó ¡dejó de dolerle el cuerpo!

-      ¡Qué bien! –dijo la Princesa- ¡ya sé cómo hacer que se me pase el enfado!... cada vez que me sienta frustrada, vendré a “la habitación de los enfados”, escribiré en un trozo de papel el motivo de mi disgusto y lo guardaré en un cajón. Así podré olvidarme de mi furia y sentirme mejor.

Y así lo hizo la Princesa, y por ese motivo sus enfados duraban tan poco, porque sabía cómo enfrentarse a ellos. Y desde ese día, ella era mucho más feliz.

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